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martes, 20 de noviembre de 2012

EL DERECHO A LA HONRA

EL DERECHO A LA HONRA

La honra de una persona es objeto de protección jurídica y es un aspecto de la dignidad humana que está consagrado en las legislaciones de muchos países. El derecho a la honra y la reputación está inscrito en diferentes acuerdos internacionales de derechos humanos como en el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos en el artículo 17, en la Convención Americana sobre Derechos Humanos en el artículo 11 e incluso está consignada en el artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En Colombia concretamente, el artículo 15 de nuestra Constitución Política establece lo siguiente: "Todas las personas tienen derecho a su intimidad personal y familiar y su buen nombre, y el Estado debe respetarlos y hacerlos respetar". Asimismo, el artículo 21 del mismo documento señala que "Se garantiza el derecho a la honra". 

Por eso, no se les haga raro que una persona como el expresidente Álvaro Uribe, que tanto amor y trabajo le ha dado a nuestro país, se aferre a su derecho de defender su honra y su buen nombre ante las voces que aparecen con el único objetivo de querer menoscabar su imagen, la cual se ha ganado a pulso y con hechos que hablan por sí solos. Las difamaciones en su contra ya han caído a niveles aberrantes, siendo guiadas por quienes son poseídos por el odio, la envidia y el rencor. 

A quienes les duele que el expresidente Uribe esté constantemente pensando el país y exprese sus diferencias con el actual gobierno por medio de las ideas que plantean un debate de fondo, como lo hizo recientemente en la Convención del Partido de la U, tratan siempre de llevar sus diferencias al ámbito personal, donde las ideas pierden sentido y la artimaña de la descalificación toma un innecesario protagonismo. Es evidente que pocos colombianos están hoy a la altura para enfrentar en el debate de las ideas al expresidente Uribe, por eso lo evaden siempre en este escenario para no quedar en ridículo.

También es claro que la meta de Álvaro Uribe no era ser expresidente y disfrutar de sus beneficios desde la comodidad de otro país, sino ser un combatiente de todas las horas en la constante búsqueda de dejarle un mejor país a las próximas generaciones. Es un privilegio poder tener a un hijo insigne de esta patria, pensando y trabajando por los colombianos, y no haberlo perdido mientras seguramente calentaba silla en algún organismo internacional donde le hubiesen ofrecido un cargo.

El expresidente Uribe es un batallador incansable en el ámbito de las ideas, y lo hace con el brío y la vehemencia que lo caracterizan, y como ningún colombiano, está excluido de defender su dignidad personal, la de su familia y la de su gobierno, de aquellos que están ensañados en mancharla a como dé lugar.

@conojocritico

Fuente: El Colombiano

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