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lunes, 21 de mayo de 2012

SANTOS  dio la pata a URIBE



Santos dio la pata (Titulo Original)

A pesar de sus finos modales y su frialdad “cachaca”, Santos no pudo seguir aguantando más los incisivos y recurrentes dardos del expresidente Uribe y, violando su propio juramento, según el cual jamás entraría en discordia con su antecesor, ha salido a responderle públicamente. Lo propio han hecho altos funcionarios de su Gobierno, a los que hasta hace poco les estaba vedado hacer la mínima referencia sobre los cuestionamientos del exmandatario.
Santos y su equipo han roto su silencio, simple y sencillamente porque tienen perfectamente claro que la arremetida de Uribe ha tenido un efecto demoledor en los índices de aprobación de la gestión del Gobierno. Lo único que realmente molesta a un político es perder votos, y Uribe se los está haciendo perder todos a Santos.
Por cuenta de una estrategia mediática y de redes sociales que a muchos les parecía desacertada, incluyéndome a mí mismo, Álvaro Uribe, le está definiendo la agenda a Santos. El Gobierno, que se hacía el sordo ante los reclamos, hoy gasta días enteros dando explicaciones en desesperadas ruedas de prensa, dependiendo de lo que diga Uribe.
Parte del éxito del plan ejecutado por Uribe radica en su especial conexión con el pueblo raso y en la firmeza de sus convicciones, equivocadas o no. Uribe sabe qué hay que decir para llegar al alma de los votantes (gobierno frívolo, derrochador y clientelista, por ejemplo) para ponerlos en contra o a favor de una causa determinada. Santos, por su parte, es percibido como un hombre distante, elitista y oportunista, y ese es su talón de Aquiles.
Que a Santos le falte carisma y magia, no implica necesariamente que esté haciendo un mal gobierno. Creo sinceramente que hemos avanzado en muchos campos, así como se ha decaído en otros. Achacarle todos los problemas de seguridad a este Gobierno también es injusto, porque la verdad es que la violencia terrorista urbana —a diferencia de la rural— es incontrolable, si no que lo digan los israelitas que, a pesar de tener un país casi tan pequeño como el Departamento del Atlántico y de contar con extraordinarios recursos económicos, no han podido sacudirse de ese flagelo. Asistimos, además, a algo nunca visto: la asociación entre organizaciones delincuenciales de toda laya para desestabilizar al Estado y presionar una salida negociada al conflicto. En el atentado contra Fernando Londoño, están metidas las sucias manos de las Farc, las bacrim y el narcotráfico, lo que, por supuesto, dificulta la prevención de actos tan cobardes y execrables como ese.
La seguridad se ha convertido en el bien más preciado para la sociedad colombiana, y el inconsciente popular relaciona el estado de bienestar que significó el paso de la violencia extrema a la tranquilidad, con la era Uribe. El expresidente Uribe sabe que tiene autoridad para hablar del tema y no desaprovecha un minuto para fustigar a Santos tan pronto hay una escalada guerrillera o escaramuza terrorista.
Santos se equivocó al pensar que los nueve millones de votos que sacó eran de él y al subestimar la capacidad de convocatoria y el liderazgo de Uribe. No debió contestar jamás los ataques del expresidente ni creer que el ensalzamiento de la prensa lo mantendría blindado e inmune. Si bien es claro que el expresidente Uribe no puede aspirar a una relección, lo es también que por ahora se tiró la de Santos.
La ñapa I: Vergonzoso y lamentable el escándalo en el que se ha visto envuelto el Senador Eduardo Carlos Merlano. ¡No hay derecho!
La ñapa II: Resulta muy extraña la sindicación contra Sigifredo López. Me resisto a creer que haya participado en un crimen tan horrendo.
  
fuente kienyke 

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