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jueves, 10 de mayo de 2012

LOS CELOS DE AMPARO GRISALES ESPANTARON A SU ASISTENTE PERSONAL 





Mientras da las últimas puntadas a un bolsillo de jean bordado con canutillos amarillos, Iván Ardila me presenta a la mujer con quien ha vivido toda la vida, su mamá. Este hombre de 37 años ha bordado los vestidos de los diseñadores de moda más importantes de Colombia. Nació con un talento innato que perfeccionó en el camino. Este hijo único que nunca conoció a su papá y creció en medio de mujeres en el municipio de Bello, Antioquia, despertó su inquietud por la moda en el regazo de tía Dora, quien bordaba camisas en una vieja máquina de coser. Su talento lo llevó a vestir modelos, reinas y, por siete años, a la actriz Amparo Grisales.
Con 18 años, recién graduado del Colegio de La Salle, empezó a visitar a doña Leti, la costurera del barrio, una mujer que cosía vestidos de franela. A su lado aprendió a teñir telas y bordar adornos en confecciones sencillas. Fue el comienzo de una carrera empírica que tomó forma al lado del diseñador Jaime Arango, reconocido por vestir reinas en Miss Colombia y Miss Universo. En una gran casona de Medellín, vestido con un uniforme de pantalones negros y camisas de cuello neru, Iván atendía a las clientas de Arango. En este lugar aprendió a diferenciar las telas, las texturas y los tipos de encaje y de bordados.
Durante esta época, conoció a Chucho –Jesús Antonio Gómez–, quien le regaló una tarjeta que años después fue su pasaje a Bogotá. Entrados los años 90, los enfrentamientos entre Pablo Escobar y el Cartel de Cali crecieron y, con ellos, la inseguridad. Muchos de sus amigos fueron asesinados. En 1992 tuvo un accidente de moto en el que murió su mejor amigo, Hernán. Marcado por este episodio llamó a Chucho, quien se encontraba haciendo el vestuario para Miss Cundinamarca, y viajó a Bogotá con su amiga Sandra Mileni, quien ya conocía la ciudad. Llegó a Chapinero, donde vive hasta hoy.
Según Ardila, Amparo Grisales no soportó que él le bordara la ropa a Luz Amparo Álvarez.
La bienvenida a Bogotá se la dieron diseñadores como Alfredo Barraza, Hernán Zajar, Lina Cantillo, Paula Mantilla y Ayerbe y Quintana, sus escuelas de aprendizaje. Poco a poco se fue convirtiendo en el bordador preferido de ellos. Iván bordó el vestido de matrimonio de María Mónica Urbina, el que usó Paola Turbay cuando entregó la corona de Miss Colombia y el que lució Carolina Gómez cuando la recibió. En su taller de arreglos y refacciones, diseñaba carteras y disfraces para Halloween mientras hacía trabajos por encargo.
El trabajo de Iván Ardila es manual, no utiliza maquina. Las piezas únicas que transforma con ayuda de un hilo y una aguja quedan pesando el doble después de su intervención. No sólo borda los encargos de sus clientas sino que diseña los trajes de Falconia, el personaje que representa en sus noches de travesti. Falconia fue Miss Colombia Drag Queen en el 2000 y revive de vez en cuando en los bares bogotanos.
Vestido por un traje bordado por el mismo, Iván Ardila fue coronado Miss Colombia Drag Queen en 2000.
En 2005, Iván se involucró en la televisión gracias a Néstor Mora, productor de campo de RTI, quien necesitaba un asistente de vestuario para la serie Decisiones. Aprendió a vestir actores y un año después fue contratado para trabajar en la novela Madre Luna, donde conoció a Amparo Grisales quien lo primero que le dijo apenas lo vio fue: “Que bueno un gay en el vestuario”.
Como era una producción costumbrista, los vestidos de Grisales –la protagonista– eran hechos sobre medida. Cuando la ropa le quedaba grande, Iván los arreglaba rápidamente. Para ese momento Valentina, asistente de la actriz, renunció. Entonces Grisales le propuso a Iván que la remplazara durante los 8 meses que duraba la novela. Amparo acababa de llegar de Los Ángeles y Julio Jiménez había escrito el guión especialmente para ella. Sus exigencias eran muchas y el equipo solo esperaba que se acabaran las grabaciones. Desde ese momento, Iván se dejó hipnotizar por la fama y el dinero que le ofrecía Grisales y se entregó totalmente a ella.
El vestido negro que luce Amparo Grisales fue bordado por Iván Ardila.
Después de Madre Luna, Amparo hizo la obra de teatro No seré feliz pero tengo marido y fue entonces cuando Iván se convirtió en su mano derecha. Siguió la novela Las muñecas de la mafia, la campaña publicitaria de Revertrex y finalmente Yo me llamo. Durante estos años Iván le organizaba la agenda, contestaba el teléfono, compraba las cosas de la casa y en su tiempo libre le hacía algunos bordados. “En ese momento me entregue a ella y perdí mis clientes”, cuenta Ardila.
Cuando empezó Yo me llamo fue el momento indicado para mostrar muchos tops que había bordado antes. Sin embargo, dice, el ego de Grisales creció con el rating. Las constantes peleas con Luz Amparo Álvarez y Jairo Martínez suponían que Ardila debía ponerse de su lado. Iván le empezó a bordar camisas a Luz Amparo y los celos se hicieron inmanejables. La relación se deterioró y finalizada la primera temporada del programa, Iván no regresó. En enero la furia de Amparo fue tal que dijo que sólo lo había contratado para llevarle las maletas. Su cuenta de cobro todavía está sin pagar pero Iván empieza una nueva vida mientras trata de recuperar sus antiguas clientas.
Por Isabella Bernal



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