La consolidación de pandillas en los barrios de Santa Marta cada vez toma más fuerza. Jóvenes, entre hombres y mujeres con promedio de edad entre los 14 y 20 años se reúnen en los barrios más populares de la capital del Magdalena para cometer actos de ‘vandalismo’, que afectan a los ciudadanos de bien.
Desde hace algunos meses, los samarios vienen denunciando la formación de varios grupos de adolescentes, que en horas de la noche se reúnen en las esquinas de varios sectores de la ciudad para organizar actividades delictivas.
Barrios como María Eugenia, Pastrana, Murallas del Pando, Chimila I y II, Los Fundadores, San Martín, Colinas del Pando, San Pablo, Corea, Juan XXIII y Urbanización El Parque son los más golpeados por este fenómeno que va en aumento y sin ningún control por parte de las autoridades civiles y policiales.
Algo que desconcierta a los habitantes de Santa Marta es que muchas de las personas que cometen los hechos vandálicos viven en el mismo barrio; es decir, son conocidos que viven en las mismas calles y que no les importa causar daño a sus vecinos.
Algunas víctimas de estos hechos denunciaron que las personas que atracan lo hacen bajo los efectos de las drogas, esto hace que pierdan conocimiento y ni siquiera reconozcan a las personas que viven cerca de sus viviendas.
Muchos de los jóvenes pertenecientes a estos grupos han sido asesinados y otros se han radicado en otras ciudades; mientras que otros han sido capturados en flagrancia por las autoridades de Policía del Distrito.
Según lo indicado a HOY DIARIO DEL MAGDALENA por los temerosos ciudadanos, cuando los agentes de la Policía Nacional o personal de la Sijín adelantan esta serie de operativos en los barrios, los asaltos disminuyen sustancialmente. Sin embargo, debido a que se realizan esporádicamente los grupos vuelven a formarse y es allí cuando la comunidad se ve afectada.
MENORES DE EDAD
Los habitantes de los sectores antes mencionados, aseguraron que la mayoría de las personas que cometen estos hechos que han afectado la percepción de seguridad en Santa Marta son menores de edad.
En el caso del barrio El Pando están consolidados grupos de cinco y seis menores de edad quienes bajo la coordinación de un líder organizan diferentes acciones para conseguir dinero.
“Aquí todo el mundo los conoce, son los mismos jóvenes del barrio que se reúnen en la cancha de fútbol y atracan a todos los que pasen por ahí, ellos no tienen que ver si somos vecinos ni nada de eso”, manifestó Jhon Andrés Espitia, habitante del sector.
De igual manera indicó que “antes se subían a los arboles y desde ahí se lanzaban cuando pasaba cualquier persona para quitarle los bolsos. Uno ya los identifica, jóvenes que no han terminado sus estudios, que no trabajan y que usan camisas de marca, zapatos costosos, todo el mundo sabe que son robados”.
Sin duda, esto es una situación que preocupa no solo a las personas que son víctimas de atracos y agresiones, sino a la comunidad samaria en general y a las autoridades administrativas, puesto que refleja un completo descuido por parte de los padres de familias quienes no le brindan una formación integral para evitar que se presenten estos hechos.
De igual manera muestra la ausencia de políticas públicas gestionadas por los organismos competentes en asuntos de menores de edad dirigidos especialmente a atacar los problemas sociales de esta población para mejorar su convivencia y prevenir los casos de violencia.
SE CAMUFLAN EN MOTATAXIS
Una de las denuncias más graves la hicieron los habitantes del barrio María Eugenia en la Comuna Uno de Santa Marta, quienes afirmaron que hay un grupo de 13 o 15 personas que en ocasiones se dedican al ‘mototaxismo’, pero que también utilizan estos vehículos para cometer atracos.
Vestidos con camisas manga larga, cascos negros, gafas oscuras y chalecos se estacionan en una de las equinas del sector para transportar a las personas que viven en la zona; sin embargo, en horas de la tarde y noche, muchos de ellos consumen droga y adoptan conductas inapropiadas que afectan a la comunidad samaria.
“Notros ya no sabemos en quien confiar, por aquí pasan los policías y no hacen nada, mucho menos vamos a hacer nosotros que somos los que vivimos por aquí y quienes nos exponemos a que nos hagan un daño”, añadió Saúl Quiñones, habitante de María Eugenia.
GARRA SAMARIA
Los samarios que diariamente viven los enfrentamientos de estos grupos añadieron que casi todas los jóvenes vinculados a las pandillas hacen parte de la Garra Samaria Norte o de otros grupos hinchas del Unión Magdalena.
Estas personas son los mismos que durante los encuentros futbolísticos empiezan el desorden y actos vandálicos que han ocasionado pérdidas a los propietarios de establecimientos comerciales ubicados en los alrededores del sector, incluso han generado daños en las viviendas de muchos sectores de esta capital.
“Muchas veces encontramos a los muchachos reunidos mostrando las navajas y cuchillos que piensan llevarse para los partidos, esto quiere decir que desde aquí van pensando en pelear no en disfrutar del juego”, manifestó Bertha Ramírez, habitante del barrio Colinas del Pando.
También se conoció que todos los jueves a partir de las 6:00 de la tarde, en el IPC del barrio María Eugenia se reúnen alrededor de 200 integrantes de las barras del Unión Magdalena quienes realizan cantos alusivos a su equipo, pero antes – según la comunidad – “consumen droga”, lo que genera cierta tensión en los habitantes del sector porque no saben que pueden hacer estas personas.
OTROS BARRIOS
El problema de las pandillas no solo se presenta en la Comuna Uno de Santa Marta, puesto que en barrios como Chimila I y II, Ondas del Caribe, Los Fundadores y 17 de Diciembre, que hacen parte la Comuna Cinco; y otros como Juan XXIII, 20 de Julio y San Martín de la Comuna Tres también se presentan diariamente inconvenientes por esta situación.
Según lo expresaron los habitantes de estos sectores, en las noches se dan cita con los integrantes de bandas o pandillas de otros barrios y se enfrentan sin tener en cuenta el daño que puedan causarse entre ellos y a las viviendas.
“Todas las noches se reúnen en el parque, cuando llegan los muchachos de otros barrios empiezan las riñas. En varias ocasiones han dejado heridas personas y a pesar de ello siguen en las mismas”, explicó un habitante de la Comuna Cinco, quien solicitó omitir su identidad por temor a alguna represaría de estos adolescentes.
TEMOR A DENUNCIAR
Lo que es evidente en estos barrios es que los ciudadanos se abstienen de denunciar a estas personas ante las autoridades por temor a alguna acción que atente contra sus vidas o con la de sus seres queridos.
Ellos manifiestan que los agentes de la Policía Nacional conocen a las personas que hacen parte de estos grupos y que son los mismos que delinquen, pero no toman acciones pertinentes para frenar esta situación.
“Si no actúan las autoridades que son los que velan por nuestra seguridad, que tiene como responder a cualquier ataque de estas personas, mucho menos lo vamos a hacer nosotros que no estamos armados y que vivimos cerca de ellos”, añadió Camilo Fuentes, habitante del barrio San Martín.