Detalles del atentado que casi le cuesta la vida al exministro Londoño
Un supuesto vendedor ambulante adhirió la carga explosiva al vehículo y luego huyó.
Hasta la noche de este martes, ninguna autoridad se atrevía a señalar a un responsable por el atentado terrorista contra el exministro conservador Fernando Londoño Hoyos, que dejó a dos de sus escoltas muertos y al menos 54 personas heridas en una atestada esquina del sector de Chapinero, norte de Bogotá.
Londoño, uno de los hombres más cercanos al expresidente Álvaro Uribe y reconocido como uno de los principales opositores de las Farc, sobrevivió a un inédito atentado en el que el terrorista caminó con la bomba hacia su camioneta blindada, la adhirió al vehículo y huyó corriendo segundos antes de la explosión.
El atentado -uno de los más graves ocurridos en Bogotá desde el ataque contra el Club El Nogal, en febrero de 2003- sucedió pocas horas después de que la Policía descubrió en el sur de la ciudad un carro bomba listo para ser detonado, justo el mismo día en que entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y cuando el Congreso se aprestaba a darle el sexto debate al proyecto que crea un marco jurídico para la paz, del que Londoño ha sido un duro opositor.
El presidente Juan Manuel Santos advirtió que estas acciones serán respondidas "con contundencia, templanza y unidad". Y añadió: "Si el fin es desestabilizar al Estado, estamos listos para afrontar el reto. Tengan la seguridad de que todo el Estado luchará contra todas las modalidades de terrorismo".
El alcalde Gustavo Petro, por su parte, aseguró que "seguridad, tranquilidad y firmeza" deben marcar la respuesta de la ciudadanía. "Si lo que buscan es paralizarnos, no debemos bajar la guardia", dijo.
La ONU, partidos y ciudadanos, a través de redes sociales, se unieron en una sola voz para condenar el atentado y exigir de los violentos el fin de sus ataques. El hashtag #Noalterrorismo fue uno de los más populares del día en Twitter.
El Presidente de la República y el Alcalde Mayor visitaron a Londoño en su habitación de la Clínica El Country, a donde fue conducido minutos después del atentado. "La herida más profunda la llevo en el alma", fueron sus primeras declaraciones públicas tras el criminal ataque.
Dos hombres de su entera confianza -su conductor y otro miembro de la escolta, quien intentó arrancar el explosivo pegado al carro- fueron las víctimas mortales del atentado. Medio centenar de personas que a esa hora transitaban por la esquina de la calle 74 con 16 -apenas a media cuadra de una estación del sistema TransMilenio- resultaron heridas por la explosión, las esquirlas y por los vidrios que cayeron de los edificios vecinos.
Londoño relata lo ocurrido
Con una esquirla en el omoplato izquierdo, los tímpanos reventados y un ojo afectado, y cubierto de sangre propia y ajena, el político, de 68 años, fue internado en la clínica de El Country, ubicada a pocas cuadras del lugar del ataque.
Allí, pese al impacto físico y anímico, Londoño recordó que pasadas las 11 de la mañana estaba escribiéndole un mensaje a su esposa desde su teléfono, cuando sintió primero un golpe y luego la explosión.
Llevaba la cabeza gacha, fija la mirada en el celular, y eso pudo ayudar a salvarle la vida. Solo él y un escolta que lo acompañaba en la parte trasera de la camioneta sobrevivieron. La bomba, una mezcla de RX y explosivo industrial capaz de romper el acero, fue colocada entre el panorámico y el capó, una de las pocas zonas vulnerables de los vehículos blindados. Fue tal la violencia del impacto que la cabeza de uno de los agentes fue desprendida del cuerpo.
De inmediato aparecieron los otros miembros de seguridad del carro que iba detrás del suyo. Londoño salió caminando, con la cara cubierta de sangre, en dirección a una ambulancia. Un auxiliar le preguntó a qué hospital quería ir. En medio del drama, conservó su reconocida agudeza: "A cualquiera, menos al Meissen".
Tras revisar los videos captados por cámaras del Centro Automático de Despacho (CAD), la Policía estableció que minutos antes de las 11 de la mañana un hombre descendió de una motocicleta en la calle 74 con carrera 20, barrio San Felipe.
Criminal estaría herido
El presunto autor del atentado, que se hizo pasar por vendedor ambulante,llevaba puestas una bata blanca, una gorra con peluca y en su mano derecha portaba una especie de caja, en la que ocultaba el explosivo.
Minutos después, justo cuando el vehículo del exministro esperaba el cambio de semáforo de la esquina occidental de la Caracas con 74, el supuesto vendedor se acercó al lado izquierdo del carro de Londoño (un campero blindado) y mediante la modalidad de lapa (imán) -usada tradicionalmente por organizaciones como ETA, de España- lo fijó al vehículo.
Versiones de las autoridades indican que el subintendente de la Policía Rósember Burbano, de 34 años, se bajó del automotor para tratar de retirar el artefacto y en ese momento se produjo la explosión, que le quitó la vida a él y a su compañero de esquema de seguridad, José Ricardo Rodríguez, de 35 años.
La onda explosiva -que destruyó una buseta de la empresa Nacional que cubría la ruta Bosa el Recreo-Bachué y que era conducida por Humberto Aldana, gravemente herido-, causó daños en otros seis carros.
Los videos muestran que, después del estallido, el autor material del ataque, un hombre de tez morena, sale corriendo hacia el occidente y aborda un taxi a una cuadra de la escena. Pidió que lo llevaran a la avenida Primero de Mayo con carrera 68. (Infografía: Detalles de la explosión en el norte de Bogotá)
Sin embargo, el conductor, al ver que su pasajero estaba herido en una mano y que llevaba la camisa ensangrentada, lo obligó a bajarse en la calle 74 A con carrera 23. El hombre salió corriendo y se despojó de la gorra, la peluca y la bata blanca en la calle 75 con 23.
La última vez que el hombre fue visto por testigos fue en la calle 80 con carrera 24. En ese sector se concentraban anoche las operaciones de las autoridades, que también estaban elaborando un retrato hablado.
Londoño, uno de los hombres más cercanos al expresidente Álvaro Uribe y reconocido como uno de los principales opositores de las Farc, sobrevivió a un inédito atentado en el que el terrorista caminó con la bomba hacia su camioneta blindada, la adhirió al vehículo y huyó corriendo segundos antes de la explosión.
El atentado -uno de los más graves ocurridos en Bogotá desde el ataque contra el Club El Nogal, en febrero de 2003- sucedió pocas horas después de que la Policía descubrió en el sur de la ciudad un carro bomba listo para ser detonado, justo el mismo día en que entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y cuando el Congreso se aprestaba a darle el sexto debate al proyecto que crea un marco jurídico para la paz, del que Londoño ha sido un duro opositor.
El presidente Juan Manuel Santos advirtió que estas acciones serán respondidas "con contundencia, templanza y unidad". Y añadió: "Si el fin es desestabilizar al Estado, estamos listos para afrontar el reto. Tengan la seguridad de que todo el Estado luchará contra todas las modalidades de terrorismo".
El alcalde Gustavo Petro, por su parte, aseguró que "seguridad, tranquilidad y firmeza" deben marcar la respuesta de la ciudadanía. "Si lo que buscan es paralizarnos, no debemos bajar la guardia", dijo.
La ONU, partidos y ciudadanos, a través de redes sociales, se unieron en una sola voz para condenar el atentado y exigir de los violentos el fin de sus ataques. El hashtag #Noalterrorismo fue uno de los más populares del día en Twitter.
El Presidente de la República y el Alcalde Mayor visitaron a Londoño en su habitación de la Clínica El Country, a donde fue conducido minutos después del atentado. "La herida más profunda la llevo en el alma", fueron sus primeras declaraciones públicas tras el criminal ataque.
Dos hombres de su entera confianza -su conductor y otro miembro de la escolta, quien intentó arrancar el explosivo pegado al carro- fueron las víctimas mortales del atentado. Medio centenar de personas que a esa hora transitaban por la esquina de la calle 74 con 16 -apenas a media cuadra de una estación del sistema TransMilenio- resultaron heridas por la explosión, las esquirlas y por los vidrios que cayeron de los edificios vecinos.
Londoño relata lo ocurrido
Con una esquirla en el omoplato izquierdo, los tímpanos reventados y un ojo afectado, y cubierto de sangre propia y ajena, el político, de 68 años, fue internado en la clínica de El Country, ubicada a pocas cuadras del lugar del ataque.
Allí, pese al impacto físico y anímico, Londoño recordó que pasadas las 11 de la mañana estaba escribiéndole un mensaje a su esposa desde su teléfono, cuando sintió primero un golpe y luego la explosión.
Llevaba la cabeza gacha, fija la mirada en el celular, y eso pudo ayudar a salvarle la vida. Solo él y un escolta que lo acompañaba en la parte trasera de la camioneta sobrevivieron. La bomba, una mezcla de RX y explosivo industrial capaz de romper el acero, fue colocada entre el panorámico y el capó, una de las pocas zonas vulnerables de los vehículos blindados. Fue tal la violencia del impacto que la cabeza de uno de los agentes fue desprendida del cuerpo.
De inmediato aparecieron los otros miembros de seguridad del carro que iba detrás del suyo. Londoño salió caminando, con la cara cubierta de sangre, en dirección a una ambulancia. Un auxiliar le preguntó a qué hospital quería ir. En medio del drama, conservó su reconocida agudeza: "A cualquiera, menos al Meissen".
Tras revisar los videos captados por cámaras del Centro Automático de Despacho (CAD), la Policía estableció que minutos antes de las 11 de la mañana un hombre descendió de una motocicleta en la calle 74 con carrera 20, barrio San Felipe.
Criminal estaría herido
El presunto autor del atentado, que se hizo pasar por vendedor ambulante,llevaba puestas una bata blanca, una gorra con peluca y en su mano derecha portaba una especie de caja, en la que ocultaba el explosivo.
Minutos después, justo cuando el vehículo del exministro esperaba el cambio de semáforo de la esquina occidental de la Caracas con 74, el supuesto vendedor se acercó al lado izquierdo del carro de Londoño (un campero blindado) y mediante la modalidad de lapa (imán) -usada tradicionalmente por organizaciones como ETA, de España- lo fijó al vehículo.
Versiones de las autoridades indican que el subintendente de la Policía Rósember Burbano, de 34 años, se bajó del automotor para tratar de retirar el artefacto y en ese momento se produjo la explosión, que le quitó la vida a él y a su compañero de esquema de seguridad, José Ricardo Rodríguez, de 35 años.
La onda explosiva -que destruyó una buseta de la empresa Nacional que cubría la ruta Bosa el Recreo-Bachué y que era conducida por Humberto Aldana, gravemente herido-, causó daños en otros seis carros.
Los videos muestran que, después del estallido, el autor material del ataque, un hombre de tez morena, sale corriendo hacia el occidente y aborda un taxi a una cuadra de la escena. Pidió que lo llevaran a la avenida Primero de Mayo con carrera 68. (Infografía: Detalles de la explosión en el norte de Bogotá)
Sin embargo, el conductor, al ver que su pasajero estaba herido en una mano y que llevaba la camisa ensangrentada, lo obligó a bajarse en la calle 74 A con carrera 23. El hombre salió corriendo y se despojó de la gorra, la peluca y la bata blanca en la calle 75 con 23.
La última vez que el hombre fue visto por testigos fue en la calle 80 con carrera 24. En ese sector se concentraban anoche las operaciones de las autoridades, que también estaban elaborando un retrato hablado.
fuente el tiempo
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